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Antártica
Lagos Subglaciares, Antártica
En Mayo del 2015 el laboratorio publicó en la revista GRL un artículo sobre el descubrimiento de un nuevo lago subglacial en Antártica Occidental
Antártica y Territorio Antártico Chileno (semitransparente) con el área de estudio (rojo).
Este es el primer lago subglacial confirmado con mediciones terrestres en el territorio antártico chileno, y es de todo el continente Antártico el primero descubierto por investigadores que no provengan de Europa o los Estados Unidos. Se encuentra a sólo 10 grados geográficos del polo y su superficie es de al menos 18 kilómetros cuadrados.
Lagos subglaciares y algunas bases de Antártica.
El descubrimiento y su verificación detallada
Los primeros indicios fueron detectados en el verano del año 2014, mientras la estación móvil hacía sus travesías, por el plateau central de Antártica occidental, aproximadamente en latitud 80°S a sólo 10 grados geográficos del polo sur. El día 21 de enero del 2014 las mediciones del radar terrestre mostraron retornos subglaciares distintos a los observados hasta la fecha, los que indicaban la presencia de un cuerpo de agua masivo a un poco más de 2,6 kilómetros profundidad bajo el hielo. Se realizó de inmediato un primer mapeo con radar de penetración de hielo, que confirmó el hallazgo. Se regresó al año siguiente y se completó un mapeo exhaustivo. Los resultados fueron entonces analizados en detalle y se enviaron para publicación en la revista especializada de la materia, Geophysical Research Letters, donde el artículo apareció el 22 de mayo del 2015.
Ruta desde el glaciar Union hasta el Lago subglacial descubierto el 2014.
En ruta al lago.
Características especiales del lago
Este lago subglacial se encuentra en una zona divisoria de tres grandes glaciares de la antártica occidental, donde nacen grandes corrientes de hielo, por lo mismo se encuentra en un situación de baja perturbación. En sus inmediaciones el movimiento del hielo es casi inexistente. Esto permite caracterizar al lago como un cuerpo de agua extremadamente estable, con mínimos intercambios de masa con su entorno, convirtiéndolo en un lago prácticamente encapsulado. Lo que favorece la hipótesis de que de albergar vida, esta se habría desarrollado en condiciones de extremo aislamiento.
El lago había permanecido invisible a los sistemas con láser satelital (IceSat), porque no perturba la superficie, no hace variar la altura del hielo y por ende no está experimentando grandes cambios volumétricos, debido a que está en una fosa profunda, muy por debajo del nivel del mar.
Su ubicación es además de acceso especialmente simple desde el punto de vista logístico, encontrándose sólo a 160 kilómetros del glaciar Unión, donde pueden aterrizar aviones de gran envergadura, lo que contribuyó significativamente a que su descubrimiento se hiciese directamente por exploración terrestre (Uribe et al., 2017).

Este lago ofrece una oportunidad de acceso a un nuevo mundo.
Hace años la comunidad científica está empeñada en probar la hipótesis de que incluso en las condiciones extremas de un lago subglacial cerrado, encontremos vida, ojalá lo más distinta a la que conocemos, idealmente todo un eco sistema extremófilo. Desde un punto de vista científico, sería lo más parecido a viajar a otro planeta y encontrar vida.
En uno de los módulos de ALE con Chris y Tom preparando el almuerzo durante la travesía
Hasta la fecha ha sido posible perforar la capa de hielo que lo cubre e introducir una sonda en sólo dos lagos subglaciales, el lago Whillans (perforado el 2013) y el Mercer (perforado el 2018) en Antártica Occidental. Los hallazgos biológicos que fueron publicados en 2014 indican que el lago subglacial Whillams, tan sólo a 600 metros de profundidad, tiene vida, incluso peces, en parte porque tiene un mayor intercambio de materia y agua que luego de pasar por el lago llega al mar de Ross, por lo que no constituye un sistema cerrado. De ahí la necesidad científica de encontrar un candidato lo suficientemente accesible de manera que una eventual perforación sea viable, pero al mismo tiempo, que el cuerpo de agua esté lo más encapsulado posible.
Este nuevo lago ofrece una oportunidad única para ello, justamente por que combina de manera excepcional su baja perturbación y alta residencia, con una mayor accesibilidad logística si se lo compara con otras alternativas. La perforación y la introducción de una sonda que no contamine, constituyen el paso siguiente, después del descubrimiento y la exploración geofísica. El desafío es mayor, pero no imposible. Sus 300 m de profundidad máxima son un buen aliciente (Rivera et al., 2020).
De izquierda a derecha: Andrés, Eddy, Rodrigo, Chris, Sebastián, Andy y Tom
Entrevista a Andrés Rivera por el descubrimiento
Referencias
Rivera, A. J. Uribe, R. Zamora & J. Oberreuter (2015): ”Subglacial Lake CECs: discovery and in situ survey of a privileged research site in West Antarctica”. Geophysical Research Letters, 42, 3944-3953, DOI: 10.1002/2015GL063390.
Rivera, A. F. Bown & D. Carrión (2020): “Nieves y hielos en la alta cordillera y la Antártica Chile“. En Borsdorf, A., C. Marchant, A. Rovira y R. Sánchez (Coordinadores). Chile Cambiando. Revisitando la geografía regional de Wolfang Weischet. Serie GEOlibros Nº 36, Instituto de Geografía, Pontificia Universidad Católica de Chile / Instituto de Ciencias Ambientales y Evolutivas, Facultad de Ciencias, Universidad Austral de Chile, capítulo 8, pp. 259-281.
Uribe, J., R. Zamora, O. Oberreuter & A. Rivera (2017): “Descubrimiento del Lago Subglacial CECs en Antártica occidental“. Revista de Glaciares y Ecosistemas de Montaña del INAIGEM, 1, 51-58.